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martes, 13 de septiembre de 2016

Respuestas del Tarot



En algún momento en nuestro programa de radio, una oyente nos preguntó si era sensato creer en alguien que le había leído el Tarot.

Para contestarle, primero quisiera afirmar que he conocido pocos que realmente sepan cómo leer el Tarot, pues, realmente, va mucho más allá de aprenderse 22 cartas, 22 significados y ver las combinaciones.

Segundo, que leer el Tarot no está reservado para unos cuantos, de hecho, todos tenemos un ser interior infinitamente evolucionado, por lo tanto, interpretar las cartas es un asunto de evolución y asociación con los parámetros y leyes que rigen nuestra vida.

El Tarot no es solo un conjunto de cartas, no; el Tarot es la historia del hombre, la de la humanidad y su evolución espiritual en 22 guías o resúmenes. Estos son representados en las 22 letras egipcias del alfabeto básico Kuil, son las primeras 22 letras del alfabeto hebreo, son las 22 runas, las primeras 22 inscripciones sánscritas del alfabeto Devanagarî, son los 22 ideogramas iniciales de los alfabetos milenarios Quilpi de los chinos, son los 22 animales básicos de los mayas y los 22 regentes naturales de los incas más antiguos; también, de los primeros 22 signos Chei de los navajos, y también son las primeras inscripciones básicas de los Templarios, alquimistas y las radicales chinas modernas. En todos ellos se encierra el secreto de la evolución y la llave de la iluminación. En cada letra hay un aspecto que resume una parte del camino de la conciencia.

Por lo tanto, para leer las cartas del Tarot, la persona debe entender esta simple, pero suprema verdad: del 1 se deriva el 2, el 1 representa al Padre y el 2 a la Divina Madre. El 3 y el 4 son los hijos (hija e hijo, respectivamente), que son los emperadores herederos de los dioses.

Los 4 son los padres e hijos que les he nombrado, los 10 son las primeras leyes de la creación, las mismas que para los hebreos son las séfiras, para los hindúes los aspectos de Dios y para los chinos los puntos energéticos del universo.

Por ejemplo, en la Cábala, el 1 está asociado con Keter, el ser supremo, él es el todo; y del todo nace la sabiduría Chomah y también la inteligencia Binah, son secretos sencillos heredados de nuestros ancestros venidos de las estrellas.  Al otro lado del mundo, en Japón, están los 10 primeros Kan:  Ki no ye, Ki no to, Fi no ye, Fi no to, Tuti no ye, Tuti no to, Ka no ye, Ka no to, Mitu no ye y Mi tu  no  to, cada uno de los cuales encierra un secreto de ascensión energética y situación y movimiento de la energía fundamental.

El que sabe leer las cartas, conoce la sabiduría antigua, la historia, los alfabetos y los arcanos, entiende de séfiras y de chamanismo, pues debe poder conectarse con las fuerzas cósmicas y naturales y poder adelantarse en algo o ver la lógica de la secuencia de todo.

El Tarot es nuestra propia vida, es el camino espiritual, es la senda secreta para llegar al Ser; por esto es tan sagrado. Sabiendo que el 1 es Dios, que el 2 es la Madre Divina, que el 5 es el Señor de la Ley y que el 22 es el retorno del Cristo, ¿tendremos el ánimo para preguntar un asunto sin importancia?

Recordemos que el único maestro es el Ser Crístico que vive en cada corazón.



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