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viernes, 17 de febrero de 2017

Matrimonio en la adolescencia




Antes de abordar el tema, tenemos que definir qué es el matrimonio en sí. En toda la extensión del término, es algo muy profundo que involucra sentimientos, confianza y deseos por parte de la pareja.

Ahora bien, en el sentido energético, un matrimonio es la unión sexual completa entre una pareja, esto quiere decir, que cada vez que una pareja tiene relaciones sexuales, quedan unidos energéticamente de por vida. Por esto mismo, cada vez es más común ver jóvenes de 20 a 25 años con hasta veinte o más matrimonios, una tendencia que crece a gran velocidad.

Dada esta creciente situación, se ven también muchos casos de embarazos adolescentes, en los que los jóvenes, por presión social o familiar, deciden casarse y “responder”, pero, desafortunadamente, esto se convierte en un compromiso obligatorio, lo que conlleva a separarse o vivir en el conflicto. También ocurre que no están unidos con la energía del amor y de sentimientos propios entre la pareja, sino por un sentido de responsabilidad implantado.

Los padres deben ser muy comprensivos, responsabilizarlos y estar allí para ellos, pero no deben intervenir. Los adolescentes necesitan afrontar esta situación, pues muchas veces creen que todo lo pueden, que son invencibles e invulnerables, así que, si siempre reciben una mano de ayuda, piensan que lo merecen y que es lo justo. Este extremo no es bueno, los padres deben guiar a sus hijos sin perjudicarlos, sin impedirles el desarrollo personal por el afán de que no pasen dificultades o sufrimientos. Ayudar no es solamente sentirse bueno y generoso, es, en esencia, ver que el otro es autosuficiente, que se aprecia y que tiene un bienestar permanente.

Los embarazos de jóvenes son difíciles de sobrellevar, pero tenemos que observar en nosotros la fortaleza de ser duros y amorosos al mismo tiempo.




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