Writen by
Hilda Strauss
15:31
-
0
Comments
Antes de
explicar cómo se medita, es indispensable revisar qué es esta costumbre y para
qué sirve.
La meditación
es un elemento intrínseco del ser humano, es un producto de la observación y de
la búsqueda de respuestas en el interior de cada uno. A pesar de esta simple
verdad, muchos han tergiversado su sencillez, llenándola de misterios y
complicaciones que no tiene. La meditación es una sana costumbre, que debe
practicarse desde joven y mantenerse a lo largo de la vida.
Esta rutina
ha sido evidenciada en grandes culturas y figuras de la historia, como lo han sido
los hindúes, chinos, japoneses, egipcios, mayas e incas. No podemos negar que
las grandes corrientes espirituales han migrado desde Oriente, y quizá por esta
razón es que la han adornado excesivamente, rodeando con un halo de misterio e
importancia a quienes la practican; la meditación es un patrimonio del hombre,
jamás de una cultura determinada o de una nación.
Meditar es
cerrar los ojos y viajar al interior de nosotros mismos, es lograr en el
corazón una profunda concentración en el tema que destinamos como prioritario. Es
dedicar un segmento de tiempo a lo que juzgamos más importante. Todos
meditamos, así no caigamos en la cuenta o no le pongamos nombre. El estudiante
medita sobre sus deberes, los padres sobre sus hijos, el empresario sobre su
trabajo y el monje en su espíritu. Es una actividad humana, generalmente mental; con
frecuencia sin sentido y en pocos casos dirigida y constructiva.
Pero, entonces,
¿cuáles son los beneficios de la meditación cuando se hace de forma consciente
y dirigida? Realmente son muchos: activa la memoria, despierta la capacidad de
asociación y análisis, desarrolla la creatividad, aumenta el rendimiento en el
estudio y recupera facultades dormidas en el ser humano; poderes que todos
tenemos, pero que, por ignorancia, no desarrollamos. Aparte de estas bondades,
hay beneficios aun más grandes: la perfección de la mente, el correcto manejo
de la energía y el descubrimiento de estados y dimensiones superiores.
Es importante
que esta costumbre se desarrolle desde temprana edad, ya que diariamente somos
bombardeados por un sinnúmero de estímulos y, desafortunadamente, enfocamos
demasiada energía y mente en cosas materiales. En este sentido, encontramos que
desde la juventud la meditación despierta en nosotros una visión consciente de
las prioridades, dando a la materia y al espíritu su justa importancia.
Ahora bien,
¿cómo se debe meditar? Si sigue estos sencillos pasos, encontrará que meditar
es un proceso fluido y cómodo.
- Medite siempre a la misma hora, antes de dormir o muy temprano al despertar.
-
No medite acostado o semiacostado, hágalo, por ejemplo, sentado, con la columna recta, en una silla alta. La posición de acostado no es recomendable, debido a que generalmente no existe el hábito de meditar y podría quedarse dormido.
-
Destine un sitio especial para la meditación.
-
En primer lugar, es ideal relajarse, distensionar el cuerpo para lograr un óptimo estado de concentración. Inicialmente, tensione los músculos de la cintura hacia arriba y relájese (repita tres veces). Luego, tensione los músculos de la cintura para abajo y relájese (repita tres veces).
-
Seguidamente, con el poder mental, eleve la temperatura del cuerpo, siéntase tibio, como si se sumergiera en una piscina de agua caliente.
-
Cierre los ojos, observe la mente con paciencia hasta lograr que se aquiete. La mente siempre se distrae con imágenes y recuerdos, no la reprenda ni se desespere, espere con tenacidad hasta que disminuya su actividad.
- Entre en meditación, trate de ver, inicialmente con la imaginación, una luz blanca, intensa y pura. Después, a la altura del corazón, expándala a todo el cuerpo, principalmente hacia la cabeza. Hágalo durante dos minutos, luego, envíe órdenes positivas a sus proyectos y actividades, vea sus sueños realizados, sus problemas solucionados y dirija esa luz a sus seres queridos. Abra suavemente los ojos, inhale profundamente, exhale, y reincorpórese a sus labores.
Hay muchas personas que afirman que la meditación
es satánica o negativa; no les haga caso, todos los grandes seres espirituales
y guías de nuestra humanidad han meditado. Para meditar es necesario
ejercitarse para lograr un estado físico positivo y es indispensable aprender a
respirar correctamente.
Social Buttons