Writen by
Hilda Strauss
8:44
-
0
Comments
Siempre es
complicado hablar de equilibrio en una pareja; la balanza tiende a ladearse más
a un lado que a otro. Lograr un verdadero equilibrio en pareja es complejo y se
dificulta aun más cuando llegan los hijos al hogar.
Parece una
afirmación dura, pero es cierta. No es bueno para un hogar que todos los planes
y acciones se centren en los hijos. Primero, porque es negativo para los
padres, pues al dar demasiado protagonismo a sus hijos pierden su espacio
personal y de pareja. Por otro lado, es malo para el crecimiento y educación de
los hijos, ya que se vuelven consentidos, egoístas, débiles e inútiles, debido
al ‘contemplamiento’ constante y al auxilio exagerado. Esto no quiere decir que
los hijos deban sentirse excluidos pero tampoco deben ser el centro de toda la
atención.
Para lograr
este equilibrio, sin ignorar claramente las necesidades de los hijos, es
importante que los padres mantengan dos espacios:
· El espacio personal de cada uno, con
sus pasatiempos, amigos y actividades que los apasionen. Así mismo, deben
mantener proyectos y metas profesionales.
· Los espacios de pareja, donde los
padres no pierdan aquellas actividades que realizaban antes de tener hijos,
como ir a cine, a comer o a dar un paseo. No tiene que ser algo elaborado, pero
sí reservar un momento en el que puedan hablar, reír y seguir conociéndose con
el pasar de los años. Es increíble, pero se ven muchísimos matrimonios que, aun
cuando siguen juntos, están mental y sentimentalmente separados, y realizar una
de estas actividades es casi imposible.
Puede que
inicialmente los padres se enfrenten a una situación que los hijos no aprecien,
pues no son incluidos, pero esto es normal; finalmente, los niños se encuentran
en la etapa en la que están entrando los defectos sicológicos y se están
manifestando en la personalidad de la encarnación actual. Es por esto que los
niños son egoístas, envidiosos, celosos y posesivos, y depende mucho de los
padres que aprendan a administrar esos sentimientos.
A pesar de
este posible sentimiento negativo de los niños frente a los espacios de pareja,
la verdad es que el mensaje que se les está transmitiendo es sumamente
positivo: beneficiar la unión de la pareja y favorecer la percepción de los
hijos sobre la ‘existencia’ y el ‘bienestar’ de los demás; es un entrenamiento
para ellos.
Recordemos
que para un adolescente su universo solo los incluye a ellos y a las personas
que a ellos les pueda interesar. Como padres, principalmente con el obrar, no
tanto con palabras, los hacemos comprender que existe el mundo de las otras
personas, con sus respectivas actividades, con su vida y con su bienestar. Les
enseñamos a respetar el espacio de los demás y a conquistar el propio con
confianza y disciplina. Esto puede llegar hasta el punto en el que los mismos
hijos promuevan los espacios de pareja de sus padres; clara manifestación de
educación, sensibilidad y ternura, y una muestra de retroalimentación en los
valores del hogar.
Social Buttons