Writen by
Hilda Strauss
8:14
-
0
Comments
El ego es el
poder y el error del ser humano. De la existencia del ego depende nuestra vida
y nuestra personalidad: es un fantasma necesario en nuestra evolución.
Con el ego se
imagina y se proyecta la cotidianidad según el deseo propio, generando así un
apego enorme y casi inagotable hacia la situación percibida, a las personas que
la rodean y a las cosas con las que convive.
Muchos de los
grandes maestros han hablado del ego y de cómo nos causa dolor. El gran maestro
Siddhartha Gautama decía: “Todo en la vida es dolor, porque todo pasa”. El mundo material es efímero: una
cosa, una situación, una persona o una personalidad duran solo un instante y,
al desaparecer, sufrimos, pues caemos en la cuenta de la ilusión. Mientras
tengamos deseos, nuestro sufrimiento perdurará.
El ego está inventando continuamente tragedias a partir de pequeñeces de
la vida, para causar confusión y diferencias. Todo nuestro trato social está
lleno de desaciertos egóticos, si pudiéramos alejarnos y analizar el panorama
de manera más general y objetiva, cambiaríamos nuestra
perspectiva inicial: seriamos más sabios, más acertados, menos retados, menos
prevenidos y, sobre todo, más productivos desde el punto de vista espiritual y
material.
Desafortunadamente, nuestra mente se enfoca en las pequeñas tragedias
diarias, viendo todo como un pormenor nefasto y fundamentando nuestra vida a
esas reglas ilusorias. Un libro bellísimo que ilustra esta tendencia de la
mente es ‘Los viajes de Gulliver’, de Jonathan Swift. En este encontramos dos
grandes pueblos que se enfrentan en una guerra feroz y duradera. ¿La razón? La
reglamentación de uno de los monarcas de impedir a sus ciudadanos abrir los
huevos de la manera tradicional establecida. La norma lleva al pueblo a una
huelga interna, llena de violencia y muerte, en la que cada levantamiento es
doblegado por el poder del monarca, hasta que el pueblo se divide en dos. Los
ciudadanos prefieren morir antes que abrir los huevos como lo desea el monarca.
A pesar de que parezca una sátira, esta situación es un reflejo claro de
la intolerancia y el desamor humanos, que por nimiedades absurdas se puede
recurrir a la violencia, al odio y la discriminación. Son tendencias del ego
que dividen las relaciones de amor entre las personas, rompiendo hasta los
lazos más fuertes.
Es urgente y necesario hacer lo que los huitotos y muinanes recomiendan
en la selva del Amazonas: “Sálgase del pequeño mundo, elévese sobre todo, vea
su vida desde arriba. Contemple la totalidad: en ese momento se disuelven las
cosas de la mente, es una visión más real, más general; solo el ser mira, la
mente solamente puede ver lo pequeño”.
Social Buttons