Writen by
Hilda Strauss
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La belleza es
un conjunto de condiciones y características que se manifiestan en diversos
aspectos humanos. Belleza no es solo lograr un buen estado físico a lo largo de
nuestra vida, sino tener una conciencia balanceada de la imagen proyectada y
una buena calidad de vida en el ánimo sicofísico y estético.
La mayoría de
las personas suelen no tener en cuenta lo anterior, lo que los lleva a tener
una visión rígida de lo que significa la belleza. Si analizamos a fondo este
aspecto, vemos que esta visión se vuelve subjetiva y cambiante, ya que depende
de la cultura, el grupo social, la época y las expectativas grupales. Hace cien
años, uno de los aspectos importantes para ser considerado bello consistía en
estar un poco más gordo, pues demostraba salud y riqueza. Existen otros muchos
estándares, como la pulcritud, el uso del lenguaje, la cantidad de colores en la
ornamentación, el olor que emana la persona o las proporciones corporales,
entre muchos otros, que dictan cómo un grupo de personas definen la belleza de
otro ser humano, pero realmente todos dependen de la tendencia en que se
encuentre la civilización en un momento específico.
Por tal razón,
es importante tener cuidado y conciencia en la disciplina de la vida, con el
propósito de armonizar el cuerpo y la mente. Es urgente reconocer que la moda
es efímera y caprichosa, producto comercial del tiempo y la fluctuación síquica
de los seres humanos. Debemos rescatar aquellos conceptos que prevalecen, sin
importar el pasar del tiempo, aspectos clásicos de belleza física y mental, como
lo son la búsqueda de una vida saludable, el objetivo natural del despertar
ecológico y la descomplicación cotidiana.
Lo único
permanente de la belleza en el tiempo es lo fundamental, la causa profunda de
ser bellos. Son características propias de la disciplina natural humana,
condiciones mentales, internas y externas que logran el equilibrio y la armonía
desde el punto de vista estético.
· Condiciones
mentales. Más allá de
la percepción sensorial existe la sensibilidad en la naturaleza, la capacidad
de apreciar colores, sonidos, formas y texturas, que generan en el ser humano
hábitos y actitudes de orden estético, además, crean conciencia del cuidado
sagrado de la propia materia. Condiciones que son por sí mismas guías de la
vida que nos alejan de excesos.
· Condiciones
internas. El cuerpo
es el vehículo del espíritu y requiere de cuidados con los que órganos y
sistemas estén en constante y saludable equilibrio. Para esto, es clave llevar
una alimentación natural, balanceada y complementada con materias integrales
ricas en sustancias encargadas de reanimar y regenerar las funciones orgánicas.
Esto solo se completa si se realiza ejercicio físico de forma rutinaria.
· Condiciones
externas. La piel, el
órgano más extenso del cuerpo, es el abrigo protector de todo nuestro sistema
interno. La superficie corporal respira, exuda, reacciona, acumula y es
susceptible a excesos y defectos, por tal razón, es indispensable hacer en todo
el cuerpo limpiezas profundas, proporcionarle humedad y protección a la
radiación, alimentarla diariamente con nutriciones especializadas y
regenerativas.
El trabajo
del equilibrio estético es sencillo pero exige de nosotros constancia y
disciplina en el cumplimiento de los anteriores requisitos. Solo así lograremos
una belleza integral.
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