Writen by
Hilda Strauss
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Raimundo
Lulio, o Raimundus Lullus, fue uno de los científicos más grandes de nuestra
civilización. Nacido hace más de ocho siglos, murió de 82 años, edad que para
la época estaba muy alejada del promedio. Fue un gran filósofo, monje franciscano,
literato y poeta, estudió todas las corrientes místicas, fue físico, químico,
historiador, experto en cábala y uno de los más grandes alquimistas de la
historia. Conocía los tres lenguajes que precedieron al español, sabía árabe,
tres modalidades de hebreo (incluyendo el arameo antiguo y el yidish poplar) y
hablaba y escribía en latín como ningún otro.
Raimundo tuvo
una juventud normal, como la de cualquier otro español nacido en las Baleares,
pero un día, a sus 30 años, experimentó una sensibilidad desconocida y
reconoció “la verdad”. Fue entonces que organizó a su familia, pertenencias y
otros bienes para dejar la vida como la conocía y dedicarse al estudio de las
ciencias místicas.
Para la época
en que vivía Raimundo, estos temas eran muy complicados de abarcar, por
cuestiones religiosas y culturales, por lo que tuvo que tomar medidas para
alcanzar sus metas. Para aprender árabe debió comprar un esclavo musulmán, que
luego sería su gran amigo de vida, y para enseñar cábala y alquimia tuvo que
hacerlo a escondidas de las autoridades. Se inventó el Sistema de los Árboles
de Lulio, que no es más que un ‘ardid’ para hablar de temas prohibidos con un “toque
cristianizado”, pero lo logró, y de forma bellísima. Hace 800 años habló de la
gravedad, de las neuronas y de muchos otros temas de avanzada.
Parece que la
Iglesia lo beatificó hace 400 años, pero ¿por qué será que no ha sido
canonizado?
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