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lunes, 11 de abril de 2016

El Avemaría



Una oración bellísima que nos habla del gran momento de la Anunciación, cuando el arcángel san Gabriel le anuncia a la Virgen María la llegada o encarnación de Jesús. Un mensaje maravilloso que comunica que la encarnación misma del Átman Supremo había tomado cuerpo en el vientre de una mujer de altísimo grado de evolución crística.

“Dios te salve María” es un saludo sagrado, es una sentencia de protección, de presencia de Dios en un ser superior.

“Llena eres de gracia” se refiere a la felicidad y a la gran fortuna de ser madre del adorable Salvador del mundo.

El Señor es contigo”. En el momento en el que un ser superior dice “el Ser es contigo”, se habla concretamente de la perfección en todos los niveles mentales. La manifestación del ser en los seres que han desarrollado los grandes estados búdicos.

“Bendita tú eres entre todas las mujeres” es un mensaje que anuncia que la Virgen es escogida para un papel que encarna toda la alegría, el sacrificio y el sufrimiento de ser la madre de un ser divino, de un ser que encarna, en sí mismo y en su vida, el proceso completo del despertar de la conciencia.

“Y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús” es un saludo de bendición para la encarnación sagrada de Jesús en el vientre de su purísima madre.

“Santa María” es una plegaria a la santa Virgen, aunque es un enunciado que se queda corto, pues la Virgen María es mucho más que una santa. Si lo consideramos desde el punto de vista de las escalas de evolución espiritual, pensar que la Virgen es solamente una santa es un error de grandes proporciones: la Virgen María, o Myriam en hebreo, es una mujer de altísimos grados búdicos, comparables al señor Siddhartha o a Mataji o a Nanak en India.

“Madre de Dios”, Madre de Todo, una manifestación particular de la divinidad del Altísimo en una persona. Es una manifestación excelsa de Dios en una criatura que encarnó en el vientre de la Virgen.

“Ruega por nosotros los pecadores”, vinculada con el concepto cristiano de pecado, es una frase que podríamos interpretar como “ruega por nosotros los que tenemos ego mental”.

“Ahora y en la hora de nuestra muerte” se refiere a la muerte sicológica y física. Sicológica, en el momento en que mueren todos nuestros defectos mentales, la transformación de la carga defectuosa de la mente; y muerte física, en el momento en que el cuerpo desencarna y pasa a lo que los tibetanos conocen como el Bardo.

“Que nuestros pensamientos y la gracia de los seres superiores sean santos al momento de abandonar el cuerpo” es una parte muy tibetana en el Avemaría.

El Avemaría puede ser una plegaria que ha sufrido transformaciones en cientos de años, puede ser frecuentemente dicha de manera inconsciente, pero, en definitiva, es una oración bellísima, sagrada y digna de toda nuestra devoción y respeto.


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