Writen by
Hilda Strauss
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La existencia de seres de otras dimensiones es algo que sabemos por la intuición o el presentimiento, es algo que percibimos con unos sentidos mucho más sensibles, sentidos que, desafortunadamente, aún no hemos desarrollado en su totalidad.
Frente a estas entidades que percibimos, muchos les ponen nombre: algunos, los llaman ángeles; otros, elementales; otros, los consideran almas de personas que han desencarnado; y otros más afirman que son extraterrestres.
Los fanáticos del nuevo ‘boom’ de la mal entendida angelmanía dirán que son ángeles, los que no tienen ni idea dirán que son elementales o no le ponen nombre a la experiencia, y los más tradicionales dirán que son las almas. ¿Quién sabe qué pueden ser?
Históricamente, vemos que muchas situaciones se han confundido o tergiversado dependiendo de la experiencia vivida. Por ejemplo, muchas apariciones de la Virgen se han confundido con encuentros extraterrestres y lo mismo pasa al contrario. Esto es bastante usual, ya que están intrínsecamente ligados. Recordemos que Jesús decía: “Mi reino no es de este mundo”, y lo decía de manera absolutamente literal. Ni Jesús ni la Virgen María eran seres de este mundo, eran seres con un desarrollo espiritual y una conciencia inconcebible para la gente común como nosotros.
- El ser humano tiene en su interior unos supersentidos que en este momento, para la gran mayoría, están dormidos, pero que paulatinamente se pueden ir desarrollando. Algunos de estos son:
- La clarividencia: el poder de ver más allá de lo que normalmente se observa.
- La clariaudiencia: el poder de oír más allá de lo común.
- La intuición superior: el poder de saber y percibir con el alma sucesos inexplicables.
- La comunicación telepática con otros seres.
- El desdoblamiento de los cuerpos.
- El poder de estar en dos sitios al mismo tiempo.
A pesar de tener todos estos sentidos dormidos, en algún momento de nuestras vidas, en un pequeño instante, percibimos algo inesperado, vemos una figura o nos comunicamos con una persona de manera telepática. Existen muchos relatos de niños que ven seres sobrenaturales y que pueden comunicarse con ellos. Otros casos son los de las personas que en sueños ven personas envueltas en una luz cálida y que, por defecto, consideran que son ángeles. Pero de las situaciones más comunes es cuando percibimos algo con el rabillo del ojo, un instante claro y contundente, pero que al voltearnos ya no se observa nada.
Mucha gente ha intentado explicar estos sucesos desde el lado neurológico de la ciencia, pero esta explicación no es cierta. La verdad es que estamos percibiendo entidades de otros planos, seres de otras dimensiones que no están encarnados en nuestro mundo físico.
En dimensiones paralelas existen maestros, devas, elementales, almas grandes, gente de otros espacios, presencias que no podemos definir, que en algún momento percibimos por un instante y que están en dimensiones superiores. Nada de esto es espiritismo, ni comunicación con los muertos, ni es invento; existe, y nuestra mente le da nombres a ese fenómeno, es una prueba grande de que este mundo no es solo materia.
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