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lunes, 7 de septiembre de 2015

¿Salud = productos naturales?



Es creciente el interés de la humanidad por la vida natural, la alimentación integral, las terapias naturales, el naturismo, el crudismo y las medicinas alternativas y holísticas. Lo vemos en todas las generaciones, que buscan, por salud o por iniciativa propia, una vida más saludable. “Orgánico” es el término que está de moda.

El ser humano está tomando conciencia de su entorno, de la ecología y de la magia de la naturaleza, lo que es maravilloso, pero este interés está amarrado también a mucha desinformación sobre el tema, y algunos se aprovechan de esta. Vemos que existen muchos cuentos y productos naturales “milagrosos” que curan todos los males, pero que realmente son falsedades que recomiendan personas que no saben, que lo hacen de mala voluntad y que sacan partido de los pacientes incrédulos. Debemos tener mucho cuidado con esto, porque, a pesar de que las plantas tienen innumerables beneficios para nuestro organismo, también pueden ser dañinas. Cada planta y cada una de sus partes deben ser estudiadas profusamente y a conciencia, para evitar efectos secundarios no deseados.

En los últimos tiempos se han realizado estudios muy serios acerca de las plantas, de su actividad, de su inocuidad o su nocividad, de sus efectos secundarios, de sus incompatibilidades, de sus principios activos, etc., llegando a una conclusión justa: son organismos activos y benéficos desde el punto de vista terapéutico, pero deben ser tenidas en cuenta como sustancias poderosas que exigen estudio y tratamiento profesional en su recomendación e indicación. Por eso, debemos estar alerta frente a quién nos recomienda un producto, si hay una sustentación científica de base y si existen otros estudios con los que nos podamos cerciorar al respecto. No dejemos que gente deshonesta abuse del desconocimiento y recomiende un producto que, en vez de sanar, lleve a empeorar el malestar.

Muchos de los medicamentos que conocemos fueron extraídos inicialmente de plantas, y pasaron por largos procesos de síntesis y semisíntesis para llegar a lo que son. Las plantas son muy activas y poderosas, por lo que deben manejarse con precaución. Así mismo, se debe entender que son una entidad biológica: no es lo mismo la hoja que la flor, el tallo que el rizoma; que no tienen los mismos principios activos ni en la misma concentración. La manzanilla olorosa, por ejemplo, solo es benéfica en la flor, lo demás no sirve. Caso opuesto ocurre con la manzanilla matricaria, de esta planta sí se pueden utilizar hoja y flor. Así son todas las plantas, tienen su parte específica y benéfica.

Podemos, entonces, decir que las plantas, en partes determinadas, son maravillosas para nuestra salud y balance general, pero su conocimiento es tan extenso y profundo, que aún falta investigación rigurosa para identificarlas y explotarlas al máximo.

Propiedad intelectual de Hilda Strauss. Todos los derechos reservados ©

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