Writen by
Hilda Strauss
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Hablar de
extraterrestres, naves espaciales e inteligencias superiores siempre ha sido
complicado, pues genera mucha controversia. A pesar de eso, en este capítulo
ahondaremos en este tema y revisaremos algunas de las pruebas fehacientes que
explican, de forma irrefutable, la existencia de estos seres.
En las
últimas décadas, se han registrado un sinnúmero de avistamientos de ovnis en
diversas locaciones terrestres. Se han dado en lugares casi desérticos y hasta
en grandes ciudades. Son tantas las evidencias y las pruebas, que es imposible
negarlo; urbes enteras lo han constatado, pueblos completos los han visto,
naciones enteras han reconocido su existencia, sabios ilustres de todas las
disciplinas saben de su presencia en la Tierra y, hoy en día, ya se cuentan
cientos de miles de fotografías y videos auténticos que lo demuestran. Muchos
afirman que son falsos, y, sí, puede que muchos lo sean, pero si tan solo uno
fuera verdadero, esto ya sería prueba suficiente.
Estos avistamientos
no han sido exclusivamente de tiempos modernos, no; de hecho, si nos vamos a
tiempos inmemoriales, encontramos escritos, narraciones e inscripciones que
hablan de extraterrestres de manera muy clara y evidente. Sumerios, babilonios,
arameos, egipcios, tiahuanacos, mayas, entre muchos otros, están llenos de
historias de ovnis y extraterrestres. El arte de todos es la gran prueba:
pinturas, objetos, esculturas, tradiciones, alfabetos y simbologías señalan la
inspiración y la influencia de estos seres superiores.
Los libros
sagrados son también una guía indiscutible de presencias extraterrestres. Por
ejemplo, si analizamos el Antiguo Testamento y a los vedas, vemos que nos
hablan de discos flotantes de luz, rayos que levitan gente, naves con el brillo
del Sol, embarcaciones similares a aves con velocidades increíbles, carros de
fuego que recogen gente, torbellinos que aparecen y desaparecen cosas, ángeles
que hacen su aparición en medio de luces imposibles de describir, y seres altos
y luminosos.
En muchas
partes de la Biblia se menciona a seres gigantes, distintos a los humanos, y
los egipcios, mucho más explícitos, hablan de extraterrestres de manera franca
y directa.
Hoy día,
científicos siguen sorprendidos con objetos que por su edad no tienen cabida en
las habilidades humanas de la época, como por ejemplo, los cortes perfectos en
piedra y metal de construcciones antiquísimas, pero que aun así existen,
creando evidencias contradictorias.
En este
sentido, si consideramos la existencia de los extraterrestres como verdadera,
la siguiente cuestión que podríamos considerar es preguntarnos si son ellos más
avanzados que nosotros, tanto espiritual como tecnológicamente. Frente a esto
existe una sola respuesta clara: sí lo son.
Pero ¿como probar
estos argumentos? Aquí algunos hechos que nos refuerzan lo anterior:
1. Han
llegado a nuestro planeta. Este es un argumento irrefutable de su gran avance y tecnología,
sobre todo, si lo comparamos con los viajes que hemos logrado nosotros.
2. La
velocidad que alcanza su tecnología. Nuestro desarrollo tecnológico en naves y vuelos
son capaces de alcanzar grandes velocidades, pero jamás pueden cruzar el
horizonte en cuatro segundos, como sí lo han hecho los ovnis. Además, se ha
observado completa fluidez de movimiento de las naves extraterrestres, mientras
que las nuestras aún no permiten estas maniobras.
3. “Aparecen
y desaparecen”. Es una
tecnología distinta, ellos manejan otros planos, otras dimensiones; su
proyección en movimiento está más allá del estado espacial, ellos conocen otras
leyes del tiempo y del espacio.
Ahora bien,
¿por qué, entonces, están aquí?, ¿por qué nos vigilan? En los libros más viejos
y sagrados de los vedas, y también en el vedanta, se habla de un mundo precioso
habitado por seres enormes y fieros, descripción que coincide con características
de reptiles y aves. En estos textos podemos ver que los seres superiores
programaron una destrucción masiva para preparar al planeta para la llegada de
los ángeles. También en estos textos se habla de la ‘gran misión’ de seres
elevadísimos, encargados de la migración de las almas al mundo azul. Resulta curioso
observar que todo coincide perfectamente: la desaparición repentina de los
dinosaurios y la aparición, como por encanto, de especies de animales y plantas
en un plazo extremadamente corto.
Grandes científicos del mundo han considerado que
se trata de una manipulación genética de inteligencias superiores y que su
misión tiene que ver con la presencia del hombre en el planeta, con su
desarrollo, su evolución a escala general, su proyección y con el estado de
ajuste entre su alma y su materia.
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