Writen by
Hilda Strauss
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Todo nace en
la mente: las formas e ideas del mundo material y la manifestación del defecto sicológico.
La mente se impregna de imágenes y sensaciones, que a la vez se convierten en
más defectos y, de estos, los más complicados son los que tienen que ver con el
mundo sensorial, como son la lujuria, la gula y la avaricia, pues se aferran a
un bien efímero, lo desean y lo gozan en una inconsciente ilusión.
El apego se
genera a través de esta sensación física de pertenencia y consecución, basada
casi completamente en la gran soledad que siente el alma humana, ya que no ha
logrado encontrar la esencia de la verdad y la pureza. Mientras siga sin guía
espiritual de su propio ser interior, no podrá alejar esta soledad. Es aquí
cuando las personas se rodean de cosas y de afecto de personas, se acostumbran
a ellos y los vuelven parte de su vida. Es tanto el apego que se genera, que al
desaparecer o cambiar de manos causa una gran desdicha en aquellos que han
fundamentado su vida en el aspecto irreal del mundo de las formas.
Cuanto más
tiempo estén los apegos en nuestra vida, más fuerza van ganando y cada vez se
vuelve más difícil borrarlos o transformarlos. Son apegos que van implicando
variados factores de la vida, por lo que los vuelve más complejos. Un ejemplo
muy claro de apegos complejos son los defectos sexuales, que son grandes y difíciles
de transformar, la atracción física unida al placer produce el desarrollo de
una expectativa sobre un cuerpo físico y es algo que difícilmente se puede
olvidar.
Muchas veces,
nuestros valores difieren si hay un apego de por medio, llevándonos a
sacrificar nuestro propio desarrollo interno, la educación personal y la misma
evolución de los hijos, por ir tras una ilusión de algo tan transitorio e
irreal, que acabará demasiado pronto.
Tenemos que
aceptar que las cosas y las personas son pasajeras, que se desarrollarán
relaciones, pero que estas en algún momento acabarán. Si durante este proceso
no tenemos en mente un sentimiento profundo de préstamo con los objetos y si no
generamos lazos de amor y amistad realmente fuertes con las personas, el fin
llegará pronto y el sufrimiento será increíble.
El señor Siddhartha
decía: “El sufrimiento nace del apego y el deseo”, “Todo en la vida es dolor
porque todo pasa” y “El que quiera acabar con el deseo, debe observar el camino
de las ocho vías”. Solo despertando
conciencia en los mundos superiores es posible erradicar el apego.
La conciencia
es la llegada a nuestra vida, es la destrucción de todos los apegos, deseos y yos;
es la presencia de la purísima energía crística en todos los actos de nuestra vida
y en todos nuestros cuerpos. Conciencia es la conexión permanente del ser
interior con nuestro cuerpo y mente, por esto, también es meditación. Es
necesario despertar, admitir que estamos apegados, saber de la utilidad de las
cosas y del amor infinito que puede existir entre las personas, pero también es
esencial darle órdenes a la mente para eliminar el apego, trabajar síquicamente
en el síndrome de posesión y de pertenencia, y rogarle al Cristo de nuestro
corazón que destruya y purifique el apego y el deseo.
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