Writen by
Hilda Strauss
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Cuando hablamos de la
historia de un vegetal o planta, nos referimos a lo que nuestra humanidad
conoce, no a su verdadero origen de millones de millones de años atrás. Del
tubérculo conocido como papa sabemos que su cultivo fue descubierto en el
continente de América y que luego de la Conquista fue introducida a Europa por
los españoles.
La papa proviene de la
zona andina de América, de los territorios que ahora corresponden a Perú,
Bolivia, Chile y Ecuador. Antiguamente, se menciona la gran cultura del Virú, o
Perú, nación inca que abarcaba una gran parte del territorio suramericano, como
cultivador principal de la papa. Es en este territorio donde encontramos las
primeras crónicas de las bondades la papa, de sus distintas variedades y
morfologías.
El nombre “papa” viene
del quechua, así le decían los incas. Si somos honestos, todas nuestras papas
colombianas tienen origen peruano, incluida la criolla. Una vez descubierto
este maravilloso tubérculo, los españoles lo llevaron y sembraron inicialmente
en la Coruña española, alrededor de 1530. Durante las siguientes décadas, la
papa se introdujo en Alemania e Italia y, dado su parecido con las trufas, la
bautizaron “tartufo”, “tartufolo” o “kartoffel”.
En el siglo XVIII, obtuvo
un gran protagonismo en la economía y muchos decidieron calumniarla, diciendo
que su consumo producía lepra. Afortunadamente, a finales de este siglo médicos
y botánicos desmintieron este rumor, y la papa recuperó su prestigio. Su
popularidad se disparó aun más con el patrocinio de Luis XVI en Francia,
inclusive, su flor se convirtió en un símbolo de belleza y en un adorno.
La vida de hoy es
inconcebible sin la papa: países como Rusia y China, que son los mayores
productores, se verían seriamente afectados si desapareciera, y otros países,
como Polonia, Estados Unidos e India, tendrían el mismo predicamento. Nosotros,
que nos consideramos un país papero, realmente no somos ni uno por ciento de la
producción mundial de este tubérculo y, aun así, la apreciamos, cultivamos y consumimos
en una gran cantidad de platos tradicionales.
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