Writen by
Hilda Strauss
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Sociedades secretas
Los Reyes Melenudos
Los reyes monos, enormes,
de ojos azules, con tronos de oro y poderes extraordinarios, sí existieron:
fueron los reyes de la Francia y Alemania de los siglos I y II. La famosa casa
Gasconí de Aquitania, casa real que viene de los magos de Brabante, de lo que
hoy es Bélgica, fueron seres legendarios y sus nombres significan “los que
bajan para ser anfitriones de sangre”. Fueron reyes que iniciaron el linaje real
de Francia y que, se dice, reciben la sangre de Jesús. La historia secreta da
por hecho que el descendiente de Jesús se mezcló en Francia con las futuras
casas reales de Europa.
De esta famosa casa
Gasconí nació el rey Marcom, bisabuelo de Meroveo (nombre del que proviene toda
la historia de los Merovingios), que tuvo una descendencia elegantísima de
reyes-sacerdotes, seres enormes, de casi dos metros, de cabello rubio y piel
rosada resistente. Sus ojos eran inusualmente grandes y, dadas sus habilidades
extraordinarias, se dice que podían manejar los elementos, que eran seres de
otro mundo, que vivían en las aguas del Atlántico.
Cuando comenzaron las
dinastías de los francos y germanos antiguos, se dio un vínculo grande entre
Jesús y sus asociados con esas dinastías de origen celta e indoeuropeo. Se dice
que los abuelos de Marcom, los viejísimos duques de Brabante, eran los
custodios, o parte de los custodios, de la llegada del rey del cielo. Pero
estas historias fueron perdidas y confundidas en la historia. Muchos dicen que
todo esto es mentira, otros dicen que la historia es tan secreta, que solo muy
pocos la saben, y otros más aseguran que esto es del manejo de seres muy
superiores en otros planos de conciencia.
De todas formas, sí
existen muchas coincidencias que vinculan a estos reyes con la “gente relacionada
con Jesús”. Personalmente, creo que estas familias o personas fueron
conocedoras del gran secreto de Jesús, de su santa presencia y de su origen de
otros mundos. Fueron custodios y protegieron las asociaciones de Jesús en
épocas de gran turbulencia. Pero no creo, ni veo lógico, que el hijo de Jesús
formara parte de estas dinastías o que se emparentara con los reyes francos en
los primeros siglos de nuestra era.
La descendencia de Jesús
es tan especial, que es inconcebible para nosotros: son seres de luz, sin el
menor interés de fundar religiones, ni organizaciones, ni dinastías, ni
presencias o dominios raciales. Por esto, creo que las dinastías franco-germanas
y sus reyes eran depositarios y custodios del secreto de Jesús, que sí conocían
su procedencia y su gente allegada, y que de esto tenían elementos, memorias,
datos y hasta cierta comunicación con sus orígenes, pero de ahí a pensar que el
hijo de Jesús se uniera con una princesa de estas dinastías hay un trecho muy
grande.
Y es que el hecho de que
este cuasi secreto sea de conocimiento popular, no lo hace ni válido ni
garantiza que sea cierto. Considero que, por el contrario, es una
tergiversación de la historia, que puede ser una mentira conveniente que cubre
con un halo especial a todos los que descienden de los Reyes Melenudos.
El tema de las sociedades
secretas y grupos formados alrededor del secreto de Jesús y de cómo se
disolvieron desde el año mil es absolutamente fascinante.
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