Writen by
Hilda Strauss
8:14
-
0
Comments
En la Antigüedad, la estructura más utilizada para elaborar templos religiosos y místicos era, sin lugar a dudas, la piramidal; y la razón no es arquitectónica o estética, es energética y esotérica. En su interior, la pirámide esconde secretos y poderes maravillosos; poderes que el hombre aún desconoce, pero que descubrirá y utilizará para su bien en épocas futuras de luz.
La configuración energética de las pirámides hace que desde su centro se generen energías cónicas que fluyen desde la base hasta la cúspide y que se dispersan en varias direcciones. Es por esta razón que, en pirámides, como las mayas, aztecas y egipcias, se observan diferentes cámaras o sitios que reciben los flujos energéticos con distintas intensidades. Por ejemplo, la cámara del rey recibe energía positiva poderosa, un flujo energético regenerador y de origen astral. Por otro lado, la cámara de la reina recibe energía activa que aumenta las propiedades de las células y las acelera.
Para que todo esto sea posible, es indispensable un cálculo exacto, con experiencia y pericia; el receptáculo del complejo energético debe ser sólido, para obtener correctamente los flujos requeridos, tanto en las caras y aristas como en el centro y la cúspide. La energía de la pirámide debe ser cónica y continua, y, dependiendo del material que se utilice, la emanación áurica y energética se puede realzar. Por ejemplo, la pirámide Ra está elaborada de mármol sólido que favorece la energía cónica central, gracias a su aura sensible que acumula la energía para luego dispersarla de forma uniforme y permanente.
Las caras externas de la pirámide deben estar igual de pulidas estructural e interiormente, es por esto que hace miles de años era común recubrirlas con colores vistosos, como rojo, negro o azul, y hacer diseños elaborados. La pirámide de Amenemhet es un ejemplo claro de lo anterior, pues sus caras contaban con un gigantesco diseño del sol, de ojos y alas sagrados, y en su falda se encontraban inscritos varios mantras en orden de importancia.
La pirámide Ra contiene en una de sus caras un signo muy especial, encontrado en varias edificaciones egipcias; es un signo de protección y de progreso físico. Ha sido encontrado en la mística Barca de Amón Ra. Las alas del símbolo son en verdad un pectoral o collar de alta significación interna y tiene mucha relación con el chakra del corazón. Las líneas centrales y las inferiores corresponden a la columna vertebral. El número uno (1), que se encuentra a la izquierda, representa el ser prodigioso que utiliza el poder, el que maneja los elementos. El número siete (7), que se encuentra a la derecha, es el signo del triunfo sobre el mal, sobre las adversidades, sobre el karma, sobre la recurrencia. El número ocho (8), en la parte superior, es el resumen de toda la imagen, es el cambio, la justicia, el orden, la prosperidad que regresa; el ser interno que aparece con sus dones y dádivas. El lazo, que se encuentra en el centro y que describe tres vueltas y media, es nuestra propia energía primaria que se encuentra presente en forma potencial en nuestro primer chakra de la base de la columna, el Adara Chacra, allí está en el kanda, que muchos llaman Kundalini, otros energía shakti o poder de la Divina Madre en el hombre.
Social Buttons