Writen by
Hilda Strauss
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Quienes estamos acompañados por animales en nuestro diario vivir, en especial perros y gatos, nos hemos percatado de situaciones muy especiales en las que ellos reaccionan de formas inesperadas y que muchas veces no comprendemos.
Un ejemplo claro de este tipo de momentos inusuales es cuando, aparentemente, y sin razón alguna, vemos a gatos y perros subir la cabeza, enderezar el cuerpo y ponerse en estado de alerta, observando un punto fijo con especial detenimiento. Parecieran estar viendo u oyendo algo de lo que nosotros no nos percatamos.
Y esto no es raro, de hecho, es lógico: los animales tienen facultades muy similares a nuestros sentidos internos. Puede afirmarse que ellos son clarividentes, clariaudientes, telépatas, telekinéticos, intuitivos e hipersensibles a las superficies, al aura, y a fenómenos como tormentas, temblores y cambios comportamentales de los humanos. Sus sentidos se han desarrollado de manera distinta, casi como si su percepción fuera más simple, aguda y pura, lo que los lleva a tener este tipo de reacciones extraordinarias.
A la fecha, se han hecho miles de estudios alrededor del mundo para investigar esta capacidad especial de los animales; se han entrenado para detectar olores, como de drogas y pólvora, y hasta ser “detectores de mentiras”, ya que comprenden los comportamientos de un mentiroso. Así mismo, han podido identificar personas violentas, como en los famosos casos de personas pasivo-agresivas que a simple vista parecieran muy tranquilas, pero que por dentro tienen una fuerza negativa muy grande que los animales pueden percibir.
Vemos también cómo los animales pueden prever cuando va a caer una tormenta, cuando se avecina una llamarada solar o cuando va a ocurrir un terremoto; se ponen nerviosos, comienzan a caminar en círculo, agachan la cabeza y miran hacia la profundidad. Es por esto que las tradiciones populares afirman que los animales nos defienden y nos alertan de estas fuerzas que con frecuencia no podemos o no sabemos manejar.
Los sentidos de los animales son más purificados. Por ejemplo, en los perros, su sentido del olfato es extraordinario y pueden ver cosas y presencias especiales, siempre y cuando se encuentren cerca, ya que sí les cuesta más trabajo ver a distancia. Además, pueden captar sonidos de todo tipo, siempre moviendo sus orejas, dependiendo de la dimensión. Ellos pueden oír el susurro de los elementales, su desplazamiento, y pueden identificar la entrada de presencias de otras dimensiones y oír la voz de los maestros. Cuando un objeto o persona entra en nuestra dimensión física, se genera un sutil ruido de rasgado, como el que hace un papel muy fino al momento de romperse, y esto lo detectan los perros con facilidad.
Los gatos también cuentan con sentidos hipersensibles, en especial, su habilidad de percibir vibraciones muy finas, inclusive del aura. Ellos identifican enfermedades antes que los mismos humanos. Además, tienen una mejor vista que los perros, pueden ver a lo lejos y en todo tipo de luces, inclusive, en la oscuridad, cuando se mezclan sus sentidos para identificar seres y elementos de esta y de otras dimensiones. Ellos, al igual que los perros, pueden prever cuando se avecina una tormenta, qué tanto va a durar y con qué intensidad caerá.
Hay casos muy particulares que han sacado a la luz estas habilidades extraordinarias de los animales, como fue el caso del gato de Winston Churchill, que, cuando se encontraba muy enfermo, el animal, que no se separaba de su lado, maulló durante dos minutos seguidos, para luego irse de la casa y no regresar nunca; a la mañana siguiente, Winston Churchill fue encontrado muerto.
La conexión entre animales y humanos está muy estudiada y documentada, son muchos los casos en que animales han recorrido miles de kilómetros para reencontrarse con sus dueños, a punta de pura intuición. Ha habido casos en los que los humanos abandonan a sus mascotas en lugares recónditos y la sorpresa que se llevan cuando, días después, aparecen en la puerta de sus casas. Los humanos aún tenemos mucho que comprender acerca de la sensibilidad y responsabilidad frente a los animales, nos hace falta aprender a brindarles el cariño y el respeto que se merecen.
Los poderes extraordinarios o extrasensoriales de seres humanos y animales son un tema inagotable, de presentimiento, de percepción de energías. Por esto, para los egipcios los lobos y los gatos eran sagrados; ellos sabían de sus poderes y habilidades. Y lo sabían porque heredaron el conocimiento de los atlantes.
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