Writen by
Hilda Strauss
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Muchas personas asumen que la personalidad no puede cambiarse porque consideran que es el reflejo del yo interno y, por lo tanto, inmejorable; y afirman que debería aceptarse tal como es. Esta es una actitud derrotista, porque, aunque nuestras características físicas poco se pueden cambiar, como la estatura o el tamaño de los pies, la personalidad sí es modificable.
Las personas tienden a enfocarse en sus defectos físicos, como arquearse si son muy altos o esconder constantemente los pies si los creen demasiado grandes, pero, desafortunadamente, esta conducta solo atrae más atención sobre el particular comportamiento, haciendo que se sienta aun más consciente de aquello que quiere ocultar.
Tenemos que saber que la mayoría de características de la personalidad se van adquiriendo con el tiempo y es por esta misma razón que se pueden cambiar o eliminar, como pasa con la irritabilidad, la pereza o la impaciencia. Es cuando debemos abrir bien los ojos y estudiarnos a fondo, entender cómo es nuestra personalidad, para así tomar las oportunidades culturales y educativas que nos da la vida y lograr regularnos y guiarnos a nosotros mismos.
Esta mayor comprensión de nuestra personalidad nos llevará a entender mejor el comportamiento de quienes nos rodean, de comprender cómo nuestra conducta los afecta, y viceversa.
Sin darnos cuenta, habremos logrado establecer mejores relaciones humanas al llevarnos mejor con nuestros semejantes.
Algunos elementos que ayudan en este proceso:
Arreglo personal
Porte y manera de comportarse
Iniciativa e interés
Expresión verbal
Sentido de adaptación
Capacidad profesional
Capacidad para progresar
Timbre de voz y facilidad de palabra
Aspecto agradable
Capacidad de atención
Capacidad de exponer ideas
Capacidad de raciocinio
Estabilidad emocional
Confianza en sí mismo
Simpatía
Entusiasmo
Aptitudes personales
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