Writen by
Hilda Strauss
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Cuando se habla de yoga, muchos
piensan que es una disciplina deportiva que busca una combinación saludable de
fortaleza y flexibilidad para el cuerpo, y, a pesar de que estos son,
efectivamente, beneficios de practicar esta disciplina, el yoga en sí es mucho
más complejo y profundo.
El yoga es una disciplina que
tiene un fin evolutivo y humanista, y está desligado de cualquier religión. Es
un camino maravilloso en el que el practicante se sumerge dentro de su interior
y formula las grandes preguntas de la existencia; las respuestas las encuentra
en el propio silencio de su meditación. Es más que un ejercicio físico, es un
estilo de vida y una actitud frente a esta.
Quien practica el yoga debe poder
trascender las circunstancias del diario vivir, debe observar el mismo
equilibrio más allá de los cambios, de la felicidad o de la tristeza, y para
esto debe ser simple, humilde de corazón, sin sesgos, fuerte, desapegado,
tranquilo, y debe tener en mente, de manera constante, el desarrollo espiritual
y el despertar de la conciencia.
A la fecha, no ha sido posible
determinar la antigüedad de esta maravillosa disciplina, aunque se han
descubierto pasajes específicos en los libros sagrados de los vedas y del vedanta,
en los que podemos encontrar grandes conocimientos de las distintas corrientes
del yoga.
Hay que aclarar que el yoga no es
una sola enseñanza sino que es un conjunto de caminos y guías; caminos que han
sido experimentados durante miles de años por seres superiores que, al
practicarlo durante su vida, han dado muestras de haber conseguido estados
sublimes de conocimiento profundo y autorrealización. También han sido
experimentados por culturas enteras como son los tibetanos, los hindúes y los
budistas, entre otros.
La práctica del yoga no es
ritualista sino puramente práctica, con la que, a través de prácticas sicofísicas
y control mental, se logra una búsqueda en el interior y el desarrollo
espiritual.
Inicialmente, esta disciplina se
limitaba a unos pocos privilegiados y su conocimiento era pasado de generación
en generación a personas muy selectas, razón por la que, a la fecha, se han
perdido o se están perdiendo conocimientos que se quedaron sin impartir.
Afortunadamente para nuestra humanidad, la enseñanza del yoga se encuentra
actualmente al alcance de casi cualquier persona que quiera practicarla.
Existen claramente versiones tergiversadas o incorrectas que son impartidas por
sinvergüenzas con un fin puramente monetario, por lo que debemos estar alerta
frente a estos engaños.
Para esto, debemos conocer los
distintos pasos o fases del yoga, que fueron inicialmente descritos hace más de
mil ochocientos años por un yogui iluminado, conocido como Patanjali, en uno de
los más bellos escritos yóguicos: los sutras.
En primer lugar, se habla del yama, que son frases sublimes de
preceptos morales, como la no violencia. En segunda instancia, se habla del niyama, que son recomendaciones de purificación
del alma a través de la verdad. La tercera parte menciona la secuencia de asanas: posiciones ideales del cuerpo
para la sanación, el equilibrio y la concentración. Luego, de los pranayanas, que es todo el conocimiento acerca
de la respiración o el control de la entrada y salida del prana o aire por los
pulmones. La quinta parte es el pratiahara,
el control mental, que nos enseña a dominar la mente mediante la paciencia. En
sexto lugar se explica el dharana o
concentración en un solo punto, mal llamada por los que no saben interpretar
los textos sagrados como “mente en blanco”. La séptima parte es un tratado
sobre la meditación, a la que se denomina diana,
que es semejante a prolongar el dharana durante un espacio de tiempo, con un
objetivo místico. El último aspecto de los sutras del yoga es el shanadi o estado de iluminación, que es
una disposición espiritual suprafísica en la que existe un encuentro con el ser
interior; quien lo logra puede considerarse despierto o consciente.
El yoga es una disciplina que se
acomoda a cualquier tipo de personalidad, de esta forma, quien la practica
puede encontrar una corriente que se ajuste mejor a sus necesidades y
capacidades. De esta noción nacieron las siguientes corrientes que hoy
conocemos:
Hatha-yoga: el yoga del
ejercicio. No debe entenderse como un deporte frío, es una disciplina
sicofísica y energética en la que se busca controlar la mente por medio del
entrenamiento del cuerpo, ya que este es considerado un vehículo del espíritu y
una herramienta de meditación.
Raja-yoga: el yoga
del control síquico. En esta modalidad se busca, en primer lugar, controlar la
ira, la soberbia, la sensualidad y el deseo de acumular. Ese control de la
emoción inferior conduce al despertar de la energía interna. En este sistema es
importante el desapego y la concentración.
Bhakti-yoga: es la
misma devoción o el amor a Dios como camino y meta. En esta modalidad
intervienen los nombres sagrados, las imágenes, las ofrendas, los altares, las
lecturas devocionales de los libros sagrados. Para lograr un progreso
significativo es necesario tener pureza de corazón y humildad.
Mantra-yoga: es el yoga
que está enfocado en ciertos mantras específicos y especiales. Su pronunciación
potenciaría las fuerzas internas a favor de la evolución espiritual. Esa
pronunciación no es fácil, debe existir un entrenamiento intensivo que
comprende la repetición mental, la vocalización física y la resonancia
cerebro-mental.
Karma-yoga: es el
mismo servicio desinteresado o sacrificio por la humanidad, al karma-yoga pertenece
todo aquel que supera las barreras de relación y comunicación con sus
semejantes. El perfecto practicante de esta disciplina obra como un santo que
ayuda sin esperar nada a cambio.
Gnana o ñani-yoga: está
basado en el estudio de los idiomas y los libros sagrados, es el gran yoga de
la inteligencia. En India se reconoce como aquella disciplina que busca
comprender la existencia y presencia divina por medios teóricos.
Kundalini-yoga: su
contexto es puramente energético, abarca el estudio de las concentraciones de
luz en el cuerpo, lo mismo que los canales que conducen la energía vital y que
tienen profunda relación con los sistema nervioso y circulatorio. A esta disciplina
pertenece el conocimiento de los chakras y de la energía ascendente.
Los grandes iluminados, o rishis,
aseguran que todos los seres humanos debemos recorrer todas las sendas del yoga
para alcanzar la conciencia.
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