Writen by
Hilda Strauss
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Hace unos años, en Jariyá, a unos doscientos kilómetros de Luxor, se encontraron unas piedras antiquísimas; piedras que originalmente pertenecieron a los egipcios y que, tras distintas invasiones, cayeron en manos de los romanos. Pero estas rocas no son cualquier cosa; tienen inscripciones fascinantes.
Tras varios
análisis, los expertos las han descrito como “representaciones pictóricas de
arañas”, pero esto es realmente absurdo. Si las observamos en detalle, podemos
concluir que son idénticas a otras muchas piedras encontradas en asentamientos
arqueológicos del norte, en Noruega, Suecia, Finlandia y Alemania. Son runas de
los antiguos vikingos.
Entonces nos
preguntamos: ¿cómo llegaron runas vikingas hasta África? La respuesta está en
las civilizaciones antiguas.
Cuando
ocurrió el cataclismo de Atlántida, el mismo diluvio, los remanentes se
dirigieron hacia Europa y desde el Atlántico entraron por el corredor de África
que inicia en las Islas Canarias, por esto es que en las Canarias hay tantas
pistas de Atlántida. Esta es la verdadera respuesta a nuestra incógnita, son
runas organizadas en forma de trazos rectos; las piedras no tienen
representaciones de arañas.
En su momento
se tallaron estas y otras runas para inmortalizar la memoria de los 22 caminos de
salvación, porque las runas básicas son 22, al igual que las letras hebreas, al
igual que los jamsis chinos, al igual que los ideogramas mayas o al igual que
los 22 nudos básicos de los quipus incas. Todo nos conecta, todo es la misma
ciencia para recuperar la memoria perdida del despertar de la conciencia.
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