Writen by
Hilda Strauss
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La mente
puede imaginar, visualizar, ordenar y llevar a la práctica. Todas esas situaciones
hermosas de nuestra vida cotidiana, como las imágenes, la tecnología, las
ciudades o la comunicación, son una aplicación tridimensional de la energía
mental; todo fue primero un pensamiento y luego pasó al mundo físico.
Pero, la
mente también puede crear sucesos negativos, como las armas, la guerra, la
envidia o el odio. Así mismo, todo esto es primero mental, para luego pasar a
agredir y dañar a una persona o grupo. Las entidades astrales y
mentales tenebrosas, como las larvas, las corrientes negativas, el ego, todo es
mental.
La mente es
eterna, dado que es un atributo del íntimo, y como tal, permanece después de la
muerte. Las almas pueden tomar otros cuerpos, otros vestidos, pero en este
proceso de transición su caudal, aún activo de energía, imágenes y formas, se
convierte en un verdadero contaminante del espacio físico-astral.
Aquí es cuando
debemos acudir a la naturaleza: ella es siempre sabía y sitúa remedios que nos
rodean. Los elementales, por ejemplo, son una gran ayuda para la limpieza y la eliminación
de esas formas negativas.
Para la limpieza mental de recintos que han sido contaminados por
visitas envidiosas o personas malintencionadas, y para liberar el ambiente de
los restos astrales de personas que han desencarnado recientemente, es
necesario hacer la práctica de “Las plantas del vapor positivo”. En la
naturaleza está la clave para desdoblar lo siniestro, en los aromas reside el
remedio para problemas ultrafísicos. Muy pronto, la ciencia descubrirá el reino
que se oculta detrás de las plantas, en otro estado de conciencia, en otra
coordenada.
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