Writen by
Hilda Strauss
14:11
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Existen muchos temas de los cuales hablar es complicado, ya que pueden ser tabú o, simplemente, malentendidos o malinterpretados. Afortunadamente, este no es el caso de los denominados “niños índigo”, que, aunque sí contiene mucha fábula y exageración, es un tema cada vez más conocido.
Un niño índigo es un ser de inteligencia, sensibilidad y espiritualidad superiores, que reciben este nombre por el resplandor que los rodea, que es un aura azulada.
Ahora bien, el concepto de niño índigo se ha interpretado de forma incorrecta y se le han dado explicaciones que no posee. Uno de los problemas más grandes que tiene este concepto es la visión de amor con que los padres miran y describen a sus hijos. Para ellos, sus críos parecen extraordinarios, y más ahora que estamos en una época de alta velocidad y de información. Los consideran geniales, afirman que tienen un hijo índigo, pero muchas veces esta visión es exagerada.
El concepto de los niños índigo es una simple denominación que se le ha dado a una evidencia mucho más compleja y hermosa de lo que creemos. Es un fenómeno que se sale de los parámetros en que hemos querido encajar a los niños espaciales, es mucho más grande y universal. Muchos consideran que rasgos físicos, como una frente ancha, ojos saltones, delgadez marcada o un fuerte sistema inmune, son signos de un niño índigo, pero esto va mucho más allá.
El asunto es más profundo y más trascendental, es el misterio de las grandes encarnaciones de luz. En Occidente están naciendo niños de luz desde principios del siglo XX, desde 1920, aproximadamente, y en la medida en la que avanza el tiempo, nacen más y más de ellos. Pero ¿de dónde vienen esas almas?
Estos niños nacidos en Occidente son la encarnación de grandes maestros orientales, o de otros lugares del universo. Son almas que tienen un estado avanzado de evolución, que tienen que adaptarse al nuevo entorno y cuerpo en esta dimensión. Es por eso que se ven niños hiperactivos y casi incontrolables, que les cuesta trabajo asimilar el cuerpo y que sufren la lentitud de la adaptación.
Son encarnaciones especiales, por esto, su inteligencia matemática; por esto, su velocidad de aprendizaje; por esto, su facilidad para la música y para entender todo rápidamente. Ese es el misterio de los niños índigo, encarnaciones especiales de almas sagradas de la Tierra y de almas venidas de otros lugares que tienen la misión de elevar la vibración del planeta.
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