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miércoles, 18 de enero de 2017

Sobre la reencarnación



Hace un tiempo, en el programa de radio, una oyente preguntó acerca de la reencarnación, específicamente, cuestionando si al momento de reencarnar la persona decidía dónde y con quién pasar la siguiente vida.

Para contestar esta incógnita, primero debemos entender que las leyes divinas y los procesos espirituales no son improvisados, todo lo contrario, son etapas regidas por parámetros muy precisos. Los procesos de la muerte y la reencarnación son naturales y fluyen sin inconvenientes en otros planos, sobre todo, porque son guiados por verdaderos ángeles y maestros de luz que están presentes siempre en estos momentos trascendentales de la vida.

Lo segundo, es que nuestra alma siempre reencarna con el mismo grupo de aprendizaje, solamente que asume diferentes roles y personalidades, para así aprender las distintas enseñanzas que necesita. De esta manera, las mismas almas reencarnan siempre cerca la una de la otra, y, cuando migran de zona, lo van haciendo paulatinamente, pero siempre juntas hacia el mismo lugar. Y esto no es fortuito; sigue un orden absolutamente perfecto y con un fin muy preciso.

Nuestra alma no escoge dónde o con quién volver a encarnar, recordemos que en este momento carece de personalidad, pero entendamos que sí reencarnamos con el mismo grupo de almas, con el fin registrar los diversos aspectos de nuestra evolución. Y en este proceso están involucrados el alma, el espíritu, la mente, el karma, el nivel de evolución y el mismo grupo de trabajo.

Muchos entienden el karma como el hecho de haber o no nacido con dinero. Pero para los seres de luz y para nuestro proceso particular de evolución el dinero no es más que un concepto.

Desafortunadamente, muchos se ven corrompidos por este concepto, situación que los aleja del desarrollo espiritual y les genera sufrimiento. Es cuando vemos gente con mucho dinero que solo quiere más y llenarse de cosas materiales, o vemos también a aquel que no tiene dinero, pero que no avanza, sino que dedica su vida a quejarse de lo poco que tiene. Todos debemos saber utilizar el dinero y convertirnos en generadores de ayuda.

En definitiva, nosotros no escogemos nada, y esto se debe a que, a pesar de encontrarnos en un estado de conciencia despierta en el momento justo antes de reencarnar, no tenemos la sabiduría espiritual para comprender qué es lo mejor para nuestro desarrollo. De hecho, ni siquiera los grandes guías y ángeles determinan esto; ellos únicamente custodian la gran maquinaria del equilibrio universal.

Para finalizar, recordemos que el grupo de aprendizaje de almas con las que siempre reencarnamos, no necesariamente serán familia en nuestra vida. Muchos pueden serlo, pues comparten un vínculo cercano, pero muchos otros pueden ser allegados. En ese sentido, quien en esta encarnación fue mi madre, puede que en la otra sea una buena amiga o una prima. De la misma manera, puede pasar que un tío de sangre no sea siquiera del grupo de aprendizaje.

Muchas otras veces pasa que el grupo de aprendizaje debe dividirse o migrar a otras zonas, y esto es normal; es parte del proceso perfecto del universo.


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