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sábado, 27 de febrero de 2016

El corrimiento de los signos





Dentro de las artes ocultas, encontramos que la astrología es uno de los temas más discutidos durante nuestra historia, con sesgos antiguos y modernos.

Cuando observamos nuestra Tierra y su movimiento alrededor del Sol, vemos que es un círculo imperfecto, un óvalo, que en astrología se conoce como la eclíptica. Pero ¿qué tiene que ver este movimiento con el corrimiento de los signos del zodiaco?

Los signos zodiacales son las constelaciones que coinciden con ese óvalo y que, según las cuentas de los grandes astrólogos, participan de ese círculo en 30 grados exactamente, lo cual quiere decir: 30° x 12 signos zodiacales = 360, que son los grados de un círculo. Así lo han acomodado desde hace miles de años, pero esto no corresponde a la realidad.

El anterior cálculo es incorrecto por varias razones:

1.     El fenómeno de la precesión de los equinoccios: existe un corrimiento de un poco más de medio signo, que involucra los ejes ecuatoriales y los de la eclíptica; involucra también el achatamiento polar y el giro cónico de la Tierra.
2.     De las constelaciones se habla como si participaran exactamente 30 grados, pero esto es falso, ya que existen diversas extensiones para cada constelación, además de que existen espacios entre una y otra o se remontan entre ellas. Sagitario, por ejemplo, rige poco y su influencia es pequeña en grados, mientras que Virgo participa bastante.
3.     Por otro lado, existen más constelaciones que participan en la eclíptica. Está, por ejemplo, la Constelación de la Serpiente, que se encuentra entre Sagitario y escorpión; la Constelación del Auriga, que influencia en abril y mayo; la Constelación de la Ballena, que influencia a la par con Piscis; y la Constelación del Cuervo, que influencia bastante a los nacidos bajo el signo de Virgo.
4.     Otro factor decisivo es la influencia que tiene sobre la Tierra la fuerza de gravedad de otros planetas y su propia masa, que no es homogénea. Estas fuerzas hacen que surjan variaciones entre los ejes ecuatoriales y la eclíptica, modificando seriamente las declinaciones, lo que causa que las constelaciones observadas en los hemisferios boreal o austral no sean las mismas que se observaban hace dos mil o diez mil años. Por esto, dado que entran más constelaciones al anillo de influencia, se generan más variaciones en la interpretación zodiacal.

Este es, en definitiva, un tema complejo, con muchas variables, por lo que muchos han escogido ignorarlo. Pero los antiguos sí pensaban en estas problemáticas y, gracias a sus enormes conocimientos extraterrestres, nos han indicado la forma más sencilla de solucionarlas.

Un ejemplo ideal es el antiguo zodiaco de Dandará o Denderá, una lámina de dos metros encontrada en Egipto, y ahora exhibida en el Louvre de París, en donde se representan las características de los nacimientos por meses lunares y en dónde influencian las distintas constelaciones.

Esta sería una solución revolucionaria al evidentísimo problema del corrimiento de los signos.



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