Writen by
Hilda Strauss
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Dentro de las
artes ocultas, encontramos que la astrología es uno de los temas más discutidos
durante nuestra historia, con sesgos antiguos y modernos.
Cuando
observamos nuestra Tierra y su movimiento alrededor del Sol, vemos que es un
círculo imperfecto, un óvalo, que en astrología se conoce como la eclíptica.
Pero ¿qué tiene que ver este movimiento con el corrimiento de los signos del
zodiaco?
Los signos zodiacales son las constelaciones que coinciden con ese óvalo
y que, según las cuentas de los grandes astrólogos, participan de ese círculo
en 30 grados exactamente, lo cual quiere decir: 30° x 12 signos zodiacales = 360,
que son los grados de un círculo. Así lo han acomodado desde hace miles de
años, pero esto no corresponde a la realidad.
El anterior
cálculo es incorrecto por varias razones:
1. El fenómeno de la precesión
de los equinoccios: existe un corrimiento de un poco más de medio signo, que involucra
los ejes ecuatoriales y los de la eclíptica; involucra también el achatamiento
polar y el giro cónico de la Tierra.
2. De las constelaciones se habla como si
participaran exactamente 30 grados, pero esto es falso, ya que existen diversas
extensiones para cada constelación, además de que existen espacios entre una y
otra o se remontan entre ellas. Sagitario, por ejemplo, rige poco y su
influencia es pequeña en grados, mientras que Virgo participa bastante.
3. Por otro lado, existen más
constelaciones que participan en la eclíptica. Está, por ejemplo, la Constelación
de la Serpiente, que se encuentra entre Sagitario y escorpión; la Constelación del
Auriga, que influencia en abril y mayo; la Constelación de la Ballena, que influencia
a la par con Piscis; y la Constelación del Cuervo, que influencia bastante a
los nacidos bajo el signo de Virgo.
4. Otro factor decisivo es la influencia
que tiene sobre la Tierra la fuerza de gravedad de otros planetas y su propia
masa, que no es homogénea. Estas fuerzas hacen que surjan variaciones entre los
ejes ecuatoriales y la eclíptica, modificando seriamente las declinaciones, lo
que causa que las constelaciones observadas en los hemisferios boreal o austral
no sean las mismas que se observaban hace dos mil o diez mil años. Por esto,
dado que entran más constelaciones al anillo de influencia, se generan más
variaciones en la interpretación zodiacal.
Este es, en
definitiva, un tema complejo, con muchas variables, por lo que muchos han
escogido ignorarlo. Pero los antiguos sí pensaban en estas problemáticas y,
gracias a sus enormes conocimientos extraterrestres, nos han indicado la forma
más sencilla de solucionarlas.
Un ejemplo
ideal es el antiguo zodiaco de Dandará o Denderá, una lámina de dos metros
encontrada en Egipto, y ahora exhibida en el Louvre de París, en donde se
representan las características de los nacimientos por meses lunares y en dónde
influencian las distintas constelaciones.
Esta sería
una solución revolucionaria al evidentísimo problema del corrimiento de los
signos.
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