Writen by
Hilda Strauss
13:21
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Hablar de
gnomos, o elementales, es complicado, ya que tenemos que describir elementos de
otros planos, seres o entidades de otras dimensiones con propiedades y formas
distintas, lo cual puede ser difícil de interiorizar.
Si pensamos
en gnomos, a muchos se nos vienen a la cabeza aquellos hombrecitos que adornan
los jardines, que aparecen en los libros de cuentos infantiles, siempre
caricaturizados, o aquellas figuritas de porcelana que decoran estantes.
Estas
apreciaciones están muy lejos de la realidad. Los gnomos y elementales son
criaturas maravillosas, entidades sumamente avanzadas, que tienen diversas
formas, a veces humanoides, otras no; pero siempre agradables y graciosas. Muchas veces no
podemos entender sus formas, porque obedecen a otras leyes, a otras
lógicas de otros planos. Los elementales son muy rápidos y viven aferrados al
elemento al que pertenecen. Para ellos, los humanos somos seres sumamente
extraños y, aunque interactúan con nuestra energía, nos advierten pesados,
densos y difíciles.
La existencia
de los elementales se asocia a una “luz acompañante” al elemento al que
pertenecen, así son las hadas de los árboles, las plantas, las hierbas y los arbustos.
Los elementales de las minas y cuevas son algo diferentes, más parecidos a nosotros,
a veces se dejan ver en el mundo físico, pero su vibración se encuentra en el
astral.
Algunos duran
muchos años, cientos; otros, apenas un suspiro. Son seres que, al igual que
nosotros, fueron sembrados en la Tierra, y su memoria y diseño también tienen
una forma de espiral que sigue el mismo patrón nuestro, por eso, los
elementales de las plantas tienen una forma humanoide.
Son
existencias que se adaptaron al mismo tiempo que nosotros y con las cuales
tenemos semejanzas. La hemoglobina, por ejemplo, es casi idéntica a la
clorofila, y la lignina de los tejidos vegetales tiene la misma vibración que
nuestros neurotransmisores. Sus estructuras espirales en la memoria de
construcción son 4 y 8, como las nuestras, sin embargo, ellos son delicados, ágiles,
su leyes son distintas y su pureza existe; son seres sensibles a las
emanaciones mentales, a la sensibilidad, a la intención, a la religiosidad y a
lo místico.
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