Writen by
Hilda Strauss
8:45
-
0
Comments
Entre Perú y
Bolivia existe un lago que se encuentra a 3.800 metros de altura; un lago
maravilloso que está rodeado de toda clase de leyendas y misterios. Se conoce
como Titicaca, que en su lengua indígena significa “Puma dorado”. Su nombre
nació en honor a una leyenda tradicional, narración que es absolutamente
idéntica al episodio bíblico del diluvio universal, como un pequeño remanente
de aquel suceso.
Entre los
grandes misterios del lago Titicaca se encuentra el tema de su profundidad
real: se dice que no son los 280 metros oficiales, sino que es tan hondo como
ninguno otro en el planeta. En las crónicas de los lugareños, se comenta que es
tan profundo, que solo se puede sumergir en sueños a gran velocidad y que al
final existe una cuidad sagrada.
En las islas
del lago existen dos maestros iluminados que rara vez de dejan ver y que
pertenecen a la comunidad de los uros desde hace muchos años. Estos iluminados
conocen grandes secretos del astral, entre ellos, la puerta dimensional que
existe a diez metros de la orilla norte de la isla de Amantaní, que se
encuentra dentro del lago. Los uros saben que se trata de un vórtice que puede
“llevar afuera” y “conectar con el corazón”. Esto es difícil de comprender, pero
podemos decir que “llevar afuera” se refiere a que ese vórtice puede conducir
el cuerpo a un sitio del espacio cercano a la Tierra y puede llevar al astral a
una puerta espacial lejana del planeta. Este conocimiento lo entienden en su
totalidad únicamente los dos maestros lugareños.
Además de las
islas flotantes, en las leyendas del lago se habla también de viajes
extraterrestres desde las cumbres de los Andes y de la comunicación de Perú y
Bolivia con China y el sagrado Tíbet. Se habla, así mismo, de las ciudades sumergidas
a las que solo se puede acceder a través de caballitos de totora, que son
embarcaciones tejidas a partir de estos juncos. Pero la entrada a estas
ciudades sumergidas está custodiada por un ser viejísimo, que vive al filo del
tiempo y que tiene el poder de viajar de norte a sur sin dificultad. Lo curioso
de la descripción de este ser, es que es idéntica a las narraciones de Nessi,
el monstruo del lago Ness en Escocia.
Los incas eran
conocedores de la medida áurea y de la geometría sagrada. En Amantaní existen
ruinas misteriosas que muestran una civilización muy avanzada de hace miles de
años. En ellas encontramos ilustraciones del “vórtice de la orilla” que
explican que este solo puede ser utilizado por naves ovaladas y por el incatiana
humano, que se refiere al cuerpo astral.
Solo los
iluminados pueden hacer uso de esta puerta con su cuerpo físico. Los viejos uros
hablaron, además, del trabajo con los apus de los ríos, de los árboles y las
montañas, tradición que fue heredada de los incas. “Apu” es la palabra inca para
las fuerzas elementales y, según los viejos incas, los apus son la corte de la
Divina Madre, de Pachamama.
Las leyendas
del lago no están en alegorías, son directas y hablan del camino de Pachamama y
Pachatata, el papá y la mamá en la naturaleza y en el cuerpo, idéntico al tantra
y al camino de Kriya Shakti en India. Esto es bellísimo, señala coincidencias incas
con otras culturas, como la Cruz Cristiana o la Cruz Celta con la de Tawa
Chanaka o Tiawanaku; es el resumen de las fuerzas, inscrita en Bolivia y Perú
desde hace miles y miles de años.
Social Buttons